La informalidad laboral en el Perú ha alcanzado niveles alarmantes, según revela un reciente estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en 2022. El informe señala que de cada diez trabajadores en el país, únicamente dos cuentan con empleos formales, lo que indica una preocupante brecha en términos de seguridad laboral y derechos laborales. La mayoría de los peruanos se ven obligados a subsistir con empleos precarios en los que no se cumplen las jornadas laborales de ocho horas y tampoco se alcanza una remuneración mínima vital equivalente a S/ 1,025.
De acuerdo con el portal web de RPP, donde se ha publicado esta información, la informalidad afecta a nueve de cada diez personas en las zonas rurales, donde los habitantes sufren las consecuencias de la falta de recursos. En algunos distritos de la región de Puno, por ejemplo, el 42.6% de la población se encuentra en situación de pobreza. Mientras tanto, en las áreas urbanas, el 70% de los trabajadores se encuentran en condiciones informales. Es preocupante ver cómo esta problemática afecta especialmente a los jóvenes menores de 25 años y a las mujeres, ya que el 86% de los peruanos en estas categorías laborales se enfrentan a este tipo de empleo.
Ante esta situación, es imperativo que se promueva la formalización de las micro y pequeñas empresas (mypes), ya que son las principales generadoras de empleo en el país. Sin embargo, es fundamental que este proceso se realice respetando plenamente los derechos laborales establecidos por la legislación vigente. Asimismo, se debe fomentar la negociación colectiva como un mecanismo de diálogo y acuerdo entre empleadores y empleados, con el objetivo de garantizar condiciones laborales justas y equitativas.
Es innegable que la pandemia del Covid-19 ha tenido un impacto significativo en el aumento de la informalidad laboral en el país. Además, las tensiones militares en otras partes del mundo, como el conflicto en Ucrania, han provocado el encarecimiento de los precios de los cereales, fertilizantes, gas y petróleo, lo cual ha incidido negativamente en la economía peruana y ha agravado la situación de los trabajadores.
En este sentido, el Gobierno y las entidades públicas y privadas deben tomar medidas para minimizar los costos y promover la estabilidad macroeconómica. Una estrategia eficaz puede ser la masificación del trabajo remoto, una vez que se establezca una regulación adecuada del teletrabajo en todas las actividades posibles. Esta modalidad laboral puede contribuir a reducir la informalidad y brindar oportunidades de empleo más flexibles y seguras para los trabajadores peruanos.
En conclusión, el incremento de la informalidad laboral en el Perú es motivo de preocupación y requiere de acciones concretas para promover la formalización de las empresas y garantizar condiciones laborales dignas. La pandemia y las tensiones internacionales han acentuado esta problemática, pero es responsabilidad de las autoridades y actores relevantes en el país buscar soluciones
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